¿Qué significa avanzar?
Estefanía Mbá
Hace unos años tuve una conversación con un amigo.
Me estaba comentando que otro amigo común había sido padre y le parecía que todo estaba yendo muy deprisa.
Todos nuestros amigos se estaban casando y teniendo bebés.
Recuerdo que respondí algo del tipo: “Bueno, ¿qué quieres que hagan? Hay que avanzar. Ya terminaron sus estudios, trabajan y están emparejados. Lo lógico es que empiecen a tener bebés”.
En esta noche en vela, me ha venido a la mente y he pensado bastante en una frase concreta que dije en aquel comentario: “Hay que avanzar”.
Si lo pensamos bien, hay palabras que utilizamos tanto…, pero no nos detenemos a reflexionar lo suficiente en su significado.
“Avanzar" es una de esas palabras.
De hecho, he caído en la cuenta de que en mi otro boletín llamado Edispersas y en mi canal de YouTube (donde hablo de escritura) suelo hacer bastante referencia a la importancia de avanzar como escritora.
Hasta ahí todo bien, ¿pero qué es avanzar? Y, sobre todo, ¿qué es avanzar para mí?
Para ser honesta, tras soltarle mi respuesta aquel día a ese amigo, me quedé pensando en qué tan ciertas eran mis palabras, más porque después hubo un monosílabo de su parte precedido por un silencio que invitaba a reflexionar acerca de lo dicho.
Y sé que pensé para mí misma: “¿Tener bebés ahora es avanzar y es el siguiente paso lógico para quién y según quién?”
Aunque no seguimos indagando sobre ese asunto, yo también sentía que las cosas estaban yendo muy deprisa a mi alrededor.
Y este es el quid de la cuestión.
Que avanzar no tiene por qué significar lo mismo para todo el mundo.
Por ejemplo, para mis amistades empezar a tener bebés era el siguiente paso claro.
Sé que algunas así lo deseaban y era un motivo de alegría y satisfacción para otros. Sin embargo, en mi caso, haber tenido un bebé en esa época para nada me hubiera parecido un avance, al contrario.
¿Quién dice que el orden habitual de las cosas es el ideal para todas las personas?
Creo que muchas de nuestras frustraciones en la vida derivan de querer correr al ritmo de los relojes ajenos, mientras ignoramos el propio.
Las circunstancias que tenemos son las que son, nuestros anhelos profundos difieren y nuestros recursos, particulares.
Tenemos lo que tenemos.
Y siendo así las cosas, ¿porqué nos casamos con deseos que ni siquiera son nuestros? ¿Y porqué queremos cumplirlos mirando relojes que marcan un plazo que nos es ajeno?
Me he vuelto a hacer la pregunta esperando contestarme de forma honesta: ¿Y qué es avanzar para mí?
A día de hoy, sospecho que en el fondo así ha sido siempre, para mí, avanzar es dar los pasos hacia la dirección que realmente deseo, una que se alinea con mis valores y principios, con independencia de lo que piensen los demás sobre mis elecciones y forma de ver y vivir la vida.
La dirección que deseo.
No la dirección que mi familia o mis progenitores quieren para mí.
No la dirección que mis amistades quieren para mí.
No la dirección que la sociedad quiere para mí.
La dirección que yo quiero para mí. Una que, si casualmente coincide con la que los demás quieren para mí, tampoco pasa nada.
Pero la realidad es que no siempre suelen coincidir estas direcciones.
Y es que, incluso, podemos avanzar cuando en apariencia lo que hacemos es retroceder o dar un paso, dos y más hacia atrás.
Y como hablo de mí puedo estar hablando de quien me lea. Así que dejaré por aquí la pregunta para cerrar este texto: ¿qué significa avanzar para ti?