Cómo ser más paciente
Estefanía Mbá
En esta noche en vela, me he dado cuenta de que una de las cosas que he aprendido en los últimos años es que cuanto más impaciente me siento, más paciencia sé que necesito.
Hay momentos en los que todo sale como esperamos y queremos, como deseamos. Otros momentos son un reto y pasa lo contrario. Pero lo uno y lo otro forman parte de la vida, son partes de esa constante dicotomía en consonancia.
Atravieso uno de esos momentos en los que quiero que todo suceda más rápido. Que pasen las cosas como espero y siento que van a pasar, y como me asalta esta impaciencia sé que necesito ser paciente.
Necesito ser paciente justo cuando sé que no puedo esperar. Así que he decidido calmarme y concentrarme en todo lo que sólo y únicamente depende de mí. Porque llueve cuando tiene que llover y no cuando digo que sí.
Quita el sueño.
Hablando de tener paciencia, no hace mucho me preguntaba alguien si lo que nos quita el sueño alguna vez termina o si mientras vivimos hay cosas que tienen que quitarnos el sueño hasta que morimos.
Sinceramente, no tengo respuestas certeras. Pero lo que pienso es que vivir sin la esperanza de ver el fruto de tu trabajo es como no vivir del todo. Porque, ¿cómo te impulsas cada mañana si te resignas a un presente que no puedes cambiar?
A veces, creo yo, la dicha reside en el acto de intentarlo y seguir esperando que cambie algo, aunque no sepas cómo será finalmente el resultado. Creo que empezamos a morir cuando perdemos la esperanza y la fe en la vida. Cuando la impaciencia logra que nos rindamos del todo.